lunes, 8 de diciembre de 2008

La comunicación como producción social de sentidos y significados

La primera actividad de análisis y discusión estará orientada por los siguientes contenidos:
La comunicación como producción social de sentidos y significados: la propaganda como factor de consenso; el control mediático de la opinión pública; la representación como realidad; la dimensión mediática del conflicto social.
Deberán agregar comentarios (no hacer nuevas entradas) estableciendo una línea argumentativa entre todos los comentarios. De este modo, podrá establecerse una continuidad y complementariedad entre las participaciones. Por mi parte, iré revisando periódicamente el debate que ustedes armen y agregaré también comentarios para orientar la discusión.

Recuerden que la próxima actividad será publicada en mi blog la primera semana de Febrero. La bibliografía correspondiente ya está disponible. Ante cualquier duda, consúltenme vía correo electrónico.

Saludos.

Carlos

lunes, 18 de agosto de 2008

Evaluación Final y calificaciones – Tramo de Formación Pedagógica – Nivel I – 2008

Cada grupo tiene su dinámica de funcionamiento y no puedo hacer generalizaciones. Sin embargo, debo decir que la mayoría no supo (o no quiso) interpretar la propuesta de trabajo. Desde un principio, les aclaré que la bibliografía sería poca, mantuve mi palabra y supongo que todos pudieron corroborarlo. Esta propuesta implicaba un esfuerzo de interpretación adicional de la bibliografía obligatoria y un compromiso mayor con las intervenciones en el blog. Asimismo, la instancia de evaluación estuvo adecuada a las condiciones de cursada no presencial y no se les exigió la instancia del examen oral final. Las intervenciones en el blog estaban definidas como instancias de evaluación y eran condición sine qua non de la acreditación de la materia. Estaba definido reglamentariamente que la carga horaria de las materias es de dos horas semanales, aunque la modalidad fuera semipresencial. Por lo tanto, el requisito de ingresar una vez por semana (en muchos casos, ni siquiera fue una vez cada dos semanas) al blog y hacer una intervención era ineludible para concretar la evaluación. Espero que esto sirva para comprender mejor la propuesta de Educación, Ciencia y Tecnología: el trabajo en red estaba diseñado para facilitarles los tiempos y espacios de producción, pero no para evitarlos...

Patricia Altamirano
Evaluación: El primer informe no fue satisfactorio. Hubo un intento por avanzar durante el primer blog, pero no hubo ninguna participación en las últimas actividades del blog.
Calificación: 2 (dos).

María Elena Arabel
Evaluación: El primer informe fue entregado incompleto y expresaba los conceptos principales de manera muy literal. La participación en el blog fue insuficiente e incompleta.
Calificación: 2 (dos).

Mariana Battaglia
Evaluación: Hubo un desempeño satisfactorio desde el primer informe. Sólo durante la participación en el primer blog disminuyó el ritmo del trabajo recurperado en la segunda parte de la cursada con intervenciones adecuadas y regulares.
Calificación: 8 (ocho).

Antonio Bonell
Evaluación: Los informes fueron entregados en tiempo y forma. La participación en el blog fue regularizada hacia la segunda etapa. Faltó vincular las intervenciones con la bibliografía obligatoria.
Calificación: 6 (seis).

Marta Bujanda
Evaluación: Los informes fueron entregados en tiempo y forma, pero las interpretaciones son muy literales. Las intervenciones en el blog fueron oportunas pero escasas.
Calificación: 5 (cinco).

Daniel Cadematori
Evaluación: Los informes y las intervenciones en el blog fueron realizados en tiempo y forma. Se puede encontrar un avance significativo entre el primer informe (muy literal respecto a la bibliografía) y las últimas intervenciones en el blog (que presentan un enfoque más crítico).
Calificación: 7 (siete).

María Laura Caresani
Evaluación: El primer informe fue entregado oportunamente. Se hizo en el mismo un resumen muy literal, extenso y poco significativo. No se cumplió con las instancias necesarias de intervención en el blog.
Calificación: 2 (dos).

Isabel Haydee Carlassare
Evaluación: El primer infome no reflejaba una lectura significativa de la bibliografía. Las intervenciones en el blog no fueron realizadas regularmente. Hubiese sido conveniente mantener un ritmo de trabajo constante para realizar los progresos necesarios.
Calificación: 5 (cinco).

Enrique Correa
Evaluación: El primer informe fue realizado muy satisfactoriamente, pero las intervenciones en el blog fueron irregulares en tiempo y significatividad.
Calificación: 5 (cinco).

Gabriela Correa
Evaluación: El primer informe estuvo muy bien elaborado, pero el trabajo posterior fue en progresiva disminución. Las intervenciones en el blog fueron escasas y poco relacionadas con la bibliografía; se intentaron sobre la fecha límite algunas intervenciones con escasa significatividad.
Calificación: 5 (cinco).

Rolando Omar Cuenca
Evaluación: La entrega de los informes fue irregular, pero se logró un abordaje satisfactorio. Las intervenciones en el blog, también, fueron adecuadas pero muy irregulares.
Calificación: 4 (cuatro).

Mirta De Luca
Evaluación: Los informes fueron entregados regularmente, pero las intervenciones nos fueron las suficientes. Los informes fueron muy literales en su interpretación de la bibliografía. En algunos casos, se relacionó significativamente la bibliografía con las temáticas del blog.
Calificación: 7 (siete).

Mariano Díaz
Evaluación: Se mantuvo un trabajo constante durante toda la cursada con intervenciones en el blog adecuadas y significativas. Hubiese sido conveniente un desarrollo más extenso de las participaciones para profundizar los análisis realizados.
Calificación: 7 (siete).

Teresa Díaz
Evaluación: No cumplió con todas las propuestas de trabajo.
Calificación: 2 (dos).

Alejandra Di Pascuo
Evaluación: Los informes fueron realizados adecuadamente. Las intervenciones en el blog fueron escasas en la segunda parte del curso y poco significativas; no hubo un abordaje de las problemáticas fundamentales planteadas en los textos de discusión del blog de la segunda parte. No se mantuvo el ritmo de progreso esperado.
Calificación: 7 (siete).

Carla Dodaro
Evaluación: Se mantuvo un muy buen nivel de trabajo constante durante toda la cursada. Las intervenciones en el blog fueron significativas y siempre enfocaron adecuadamente las problemáticas propuestas.
Calificación: 9 (nueve).

Oscar Fernández
Evaluación: No cumplió con las actividades propuestas.
Calificación: 2 (dos).

Bettina Franca
Evaluación: Los informes fueron muy pobres y las intervenciones en el blog se concretaron en el final de la cursada.
Calificación: 4 (cuatro).

Susana Fritzler
Evaluación: Entre el primer informe y las intervenciones en el blog se nota un progreso significativo. Hubiese sido deseable más intervenciones para profundizar este progreso.
Calificación: 7 (siete).

María Isabel Hernández Díaz
Evaluación: Los informes fueron realizados adecuadamente. Sin embargo, no se demostró un progreso en el trabajo y las intervenciones en el blog fueron escasas y poco significativas (excepto la última).
Calificación: 4 (cuatro).

Carmen Jimenez
Evaluación: La entrega de los informes se realizó en tiempo y forma. El contenido resultó un poco ceñido a la bibliografía obligatoria. Las intervenciones al blog fueron muy oportunas y significativas, pero más bien escasas.
Calificación: 5 (cinco).

Graciela Mónica Lamberti
Evaluación: Hubo un progreso discontinuo y hacia el final de la cursada se notó una menor participación, con intervenciones en el blog escasas y relativamente significativas.
Calificación: 5 (cinco).

Anabella Lazzarini
Evaluación: El primer informe muestra una comprensión muy literal y algunos párrafos poco originales sin interpretaciones personales. Las intervenciones en el blog fueron más bien escasas y sin ninguna relevancia especial.
Calificación: 4 (cuatro).

Yanina Liendo
Evaluación: Los primeros trabajos fueron entregados oportunamente, pero no existió una continuidad en el trabajo propuesto y no se realizaron las participaciones suficientes en el blog.
Calificación: 2 (dos).

Sergio Lucarini
Evaluación: Los primeros trabajos fueron entregados oportunamente, pero no existió una continuidad en el trabajo propuesto y no se realizaron las participaciones propuestas en el blog.
Calificación: 2 (dos).

Silvia Magliano
Evaluación: El primer informe fue muy pobre. Las intervenciones en el blog fueron escasas y poco significativas la mayoría de las veces.
Calificación: 5 (cinco).

Laura Martínez
Evaluación: No cumplió con las actividades propuestas.
Calificación: 2 (dos).

Sandra Medvedocky
Evaluación: El primer informe no abordaba todos los conceptos centrales de la bibliografía. La participación en el blog fue insuficiente e incompleta.
Calificación: 2 (dos).

Ariana Ormazabal
Evaluación: El primer informe muestra algunas ideas originales en la interpretación de algunos textos y otras sin interpretación personal. Las intervenciones en el blog fueron irregulares y sólo hacia el final de la cursada lograron constancia. En éstas faltó mayor relación con el análisis realizado sobre la bibliografía.
Calificación: 6 (seis).

Analía Pérez
Evaluación: Los informes fueron entregados en tiempo y forma. Su contenido está bastante ceñido a la bibliografía abordada y sin expresar ideas propias. Las primeras intervenciones en el blog fueron oportunas, pero hacia el final se perdió la frecuencia y resultaron muy irregulares.
Calificación: 6 (seis).

Patricia Pérez
Evaluación: Los informes demuestran una interpretación muy adecuada de la bibliografía. En cuanto a las intervenciones en el blog, fueron suficientes y algunas expresan puntos de vista interesantes.
Calificación: 8 (ocho).

Luis Alberto Romero
Evaluación: Hubo un trabajo continuo durante toda la cursada. Se presentaron en tiempo y forma los informes y las intervenciones en el blog fueron constantes, significativas y relacionadas con los interlocutores.
Calificación: 8 (ocho).

Virginia Sartori
Evaluación: Se obtuvo un buen desempeño al comienzo y al final de la cursada. Quizás, si se hubiese mantenido el ritmo de trabajo, se hubieran obtenido resultados mejores.
Calificación: 7 (siete).

Verónica Szymuda
Evaluación: Se logró un avance significativo entre el primer informe y las producciones subsiguientes. Se mantuvo una participación constante en el blog con intervenciones interesantes.
Calificación: 8 (ocho).

Eduardo Vilches
Evaluación: El trabajo desarrollado durante todo el año fue constante y mostró un esfuerzo de reflexión adecuado. Hubiese sido deseable la revisión de algunos conceptos previos del marco pedagógico.
Calificación: 8 (ocho).

Ivana Viviani
Evaluación: Comenzó con un buen informe, pero se perdió la constancia del trabajo. Recién hacia la segunda etapa del blog se alcanzó regularizar las intervenciones.
Calificación: 7 (siete).

Analía Zamora
Evaluación: Los informes no fueron lo suficientemente críticos. Las intervenciones en el blog fueron escasas e irregulares. Se mostró una participación más intensa sobre el final, pero éstas no demuestran una constante de trabajo ni un avance significativo.
Calificación: 5 (cinco).

Debido a mi asistencia a un encuentro provincial en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, como coordinador del Centro de Actualización e Innovación Educativa de nuestra Institución, no concurriré al profesorado esta semana y deberé postegar la firma de libretas. La próxima semana haré el acta de aprobados correspondiente y les comunicaré cuándo podemos concertar la firma de libretas.

Prof. Carlos Andrés MARTÍN

miércoles, 13 de agosto de 2008

Evaluación Final – Tramo de Formación Pedagógica – Nivel I – 2008

Debido a causa de fuerza mayor (el día tiene sólo 24 horas) me he retrazado con la evaluación. Les pido disculpas y a la brevedad (calculo que antes del lunes) habré publicado los resultados de la evaluación. Saludos.

Carlos

viernes, 4 de julio de 2008

Internet, pensamiento y educación. Una nueva polémica

Estamos acostumbrados a las referencias a los peligros y males de la tecnología en la educación en boca de tecnófobos, personas resistentes a los cambios, adultos asustados o intelectuales dispuestos a no perder su rol de portavoces del saber. Lo que realmente nos sorprendió fue toparnos con la tapa de la revista The Atlantic tapizada con un enorme título con caligrafía googlesca que se/nos preguntaba provocativamente si Google no está estupidizándonos: "Is Google Making Us Stupid?”, por Nicholas Carr (y estoy seguro de que Carr no leyó a Barbara Cassin para inspirarse en ella, con lo que las preguntas tontas parece que afloran solas).

Carr comienza su nota con una mención iconográfica a la fantástica escena en la cual Dave Bowman desconecta a HAL 9000 al final de la maravillosa 2001: Odisea del espacio , de Stanley Kubrick, obligándola a cantar una Daisy Daisy cada vez más gutural y deshumanizada.

"Mi mente está desapareciendo, lo estoy sintiendo, lo estoy sintiendo"

En esta escena HAL implora desesperado/a que no lo desconecten mientras musita “Mi mente está desapareciendo, lo estoy sintiendo, lo estoy sintiendo“. Y Carr se apoya en esa referencia inolvidable, insistiendo en que desde hace unos pocos años alguien (como Bowen hizo con HAL) está jugando con su cerebro (con el de todos nosotros), remapeando los circuitos neuronales, reprogramando su/nuestra memoria y decidiendo -sin nuestro conocimiento y mucho menos nuestro consentimiento- convertirnos en otros, muy distintos de los nosotros mismos que supimos y quisimos ser, durante décadas o siglos y milenios.

Según Carr ya no pensamos como antaño, y el mejor diagnóstico –según él– se vive en experimentos cruciales como la lectura de un libro o de un artículo largo, delicado y difícil. Aparentemente nuestra concentración se desvanece a las tres páginas, perdemos el hilo; a los 10 o 20 minutos ya queremos hacer otra cosa, y la lectura profunda que fue la norma durante casi 500 años estaría camino del olvido.

El culpable de tamaño sacrilegio no es otro que el que todos ustedes imaginan: nuestra sobreexposición a la red.


Google tiene la culpa

La cacería de ideas, las referencias infinitas, los links sin parar, la nueva forma de citar sin hacerlo, la obra abierta soñada por Mallarmé y teorizada por Eco, el docuverso y Xanadu de Ted Nelson, todas las metáforas condensadas y superpuestas de un medio inmersivo e invasivo que, habiendo cumplido los sueños de McLuhan acerca de la identificación entre medio y mensaje se estaría convirtiendo, asimismo, en la pesadilla que está terminando con las sagradas operaciones (o deberes) de la mente, como lo son la concentración y la contemplación que bien le harían a Cassin, Carr y asociados repasar las obras más recientes de Michel Onfray, como El cristianismo hedonista y Las sabidurías de la Antigüedad para aplacar su sed cognitivo/moralizante.

Según Carr su padecimiento no es personal sino social y compartido. Su círculo de conocidos y amigos –todos letrados de primer orden como él mismo– dicen experimentar los mismos males y estar sucumbiendo a los mismos peligros y amenazas.

No sé si Carr generará algún tipo de temor a alguien. A mí no. Habiendo leído mamotretos durante cerca de 40 años y amando cada día más la “lectura” en línea, me parece que estamos logrando un estado de nirvana maravilloso, polialfabetismos, alfabetización analógica multiplicada por la digital, conversaciones transmedia, acoples intergeneracionales, la Biblia (de Gutenberg) y el calefón (de Breton o de Duchamp) en dosis equivalentes e iluminadoras de por medio.


Anécdotas vs. más anécdotas

Pero no es tan fácil sacarnos a un aguafiestas como Carr de encima. Porque sabedor de que su suma de anécdotas es tan poco convincente y argumentativa como podría serlo la suma de las nuestras, Carr acude a la sacrosanta ciencia para convencernos de que el David Bowan que vive en Mountain View, y que mora en unas dachas muy fashion denominadas Googleplex, está tramando borrar nuestra capacidad argumentativa.

Es por ello que se refugia en la sacrosanta ciencia, y aunque sabe que aún nos falta mucho para confirmar cómo internet infecta (perdón: afecta) la cognición, recurre a un estudio reciente acerca de los hábitos on line publicado por el University College de Londres: Pioneering research shows ‘Google Generation’ is a myth, que corroboraría que estamos atravesando una compuerta evolutiva, para mal.

Tomando como base los logs de visitas a la British Library por un lado, y a un consorcio de entidades educativas inglesas por el otro, se habría confirmado el supuesto de los letrados de que estamos adviniendo a un tipo de actividad de sobrevuelo de la información, saltando de una fuente de información a la otra y rara vez o nunca volviendo al original.


Saltamontes informacionales y el cerebro lector

Estos usuarios (la gran mayoría, nosotros mismos, todos nuestros alumnos) serían saltamontes informacionales, no leerían más que una página o dos de un libro, grabarían algún artículo largo pero nunca lo revisitarían. La gran novedad del estudio (para Carr) es que no se lee en línea, sino que se flota, saltea, hojea (no tenía que investigar mucho para llegar a esta conclusión, esto es algo que Jakob Nielsen, el gurú de la usabilidad, había descubierto hace ya más de una década atrás y que cualquier análisis de eyetracking confirma). Copiando alguna justificación de un psicoanalista argentino, los autores del “sesudo” ensayo insisten en que se lee en línea para no leer de verdad.

Gente más versada que Carr, como Maryanne Wolf, de Tufts University y autora de Proust and the Squid: The Story and Science of the Reading Brain, insiste en que el privilegio que otorgamos a la “eficiencia” y a la “inmediatez” por encima de cualquier otro valor está liquidando nuestra capacidad de lectura (y suponemos también que de argumentación e interpretación profunda, como insistía Clifford Geertz cuando hablaba de descripción densa).

Como la lectura no es innata e implicó un largo trabajo cultural de varios miles de años, intempestivamente y a partir de ejemplos aislados, de un récord de no más de 15 años de experiencia en la red, y de muchas ganas de que la realidad se acomode a los medios y a los prejuicios, autores de este calibre (que defienden tanto la inteligencia humana como sus propias profesiones y privilegios) temen que nuestro cableado cerebral colapse y nos borre lo que de más humanos tenemos, que es ser lectores profundos. La tesis de Wolf es más compleja y volveremos sobre ella.


Telegrafía conceptual

Haciendo eco al Heidegger que deploró en los años 60 el uso de la máquina de escribir como deficiencia de la capacidad expresiva, Carr no tiene mejor idea que dar el ejemplo de un Nietzsche comprándose una máquina de escribir Malling-Hansen Writing Ball, en 1882, que terminaría –-como bien dice Friedrich A. Kittler en Gramophone, Film, Typewriter– trastrocando sus argumentos en aforismos, los pensamientos en juegos de lenguaje y la retórica en un estilo telegráfico, aunque a mí particularmente me gusta mucho más este Nietzsche epigramático post-1882 que el anterior verborrágico de El origen de la tragedia.

Lo que generalmente podríamos imaginar como una buena noticia, a saber: la plasticidad del cerebro humano, la capacidad de autorreconfigurarse y de reinventarse, es visto por Carr como un enorme riesgo.

Leyendo a McLuhan al revés, Carr sugiere que internet se comerá a todos los medios anteriores, recreándolos a su imagen y semejanza, para detrimento del medio anterior y autoenaltecimiento de la red. Siempre desde una lectura conspirativa que trata de dispersar nuestra atención y de volver difusa nuestra concentración.


El colonialismo epistemológico de la Web

Esta colonización de los medios anteriores se reflejaría en la mala costumbre de los medios tradicionales de incrustar en su soporte la retórica y el estilo comunicativo de la red. El peor sacrilegio cometido en esta dirección sería la osadía del The New York Times de dedicar la segunda y la tercera páginas del diario a abstracts de artículos que responderían al gusto de los lectores interneteanos.

Carr, como Barbara Cassin, no tiene empacho en saltar de la preocupación al delirio. De jugar con una intuición, sin mayor base empírica y solo validada por una tribu endogámica como la suya (los lectores y escritores compulsivos pre-1980) y de pronto invocar a Frederick Winslow Taylor y a sus experimentos en la planta de acero de Midvale y a la invención del algoritmo laboral, adscribiéndole la paternidad de y el carácter de precursor de la tarea de goma borralotodo cultural de Google.


La taylorización de la fábrica y algo más

Porque cualquiera que conozca algo de teoría e historia organizacional sabe que Taylor (su vida y obra están magistralmente registradas en esta biografía monumental de Robert Kanigel: The One Best Way: Frederick Winslow Taylor and the Enigma of Efficiency), aprovechando la “buena voluntad” de los trabajadores de Midvale, deconstruyó cada tarea en una serie de pasos discretos convirtiéndolos en un conjunto de instrucciones precisas (algoritmos) que de allí en más determinarían la tarea de cada trabajador en particular. Aunque los trabajadores protestaron al verse automatizados, la productividad creció en forma exponencial.

Pronto se cumplirá un siglo desde la publicación de The Principles of Scientific Management (1911), un manual omnicomprensivo del mejor método de trabajo. La utopía de Taylor no se limitaba a los cánones de la fábrica e imaginaba (absurda y maniqueamente) no solo la reestructuración de la firma, sino también de la sociedad toda, alterando la máxima de Protágoras e insistiendo en que si en el pasado primero había sido el hombre, en el futuro lo sería el sistema, su sistema.


La máquina que nos está usando/y que somos nosotros

Despertar a Taylor de su sueño dogmático es rendirle honores, insiste Carr, quien no tiene empacho en calificar a Google (a Brin & Page & Smith) pero probablemente también a la propia máquina que nos está/usando/siendo de versión tayloriana para las artes de la mente.

Casi calcando, sin saberlo, los argumentos de Cassin, Carr insiste en que internet es una máquina diseñada para la colecta, transmisión y manipulación de la información en forma eficiente y automatizada. Y sus programadores serían (cual trabajadores taylorizados aggiornados) los encargados de encontrar el mejor método (el algoritmo perfecto) capaces de reproducir cada uno de los movimientos mentales de los trabajadores del conocimiento.

Cayendo una vez más en la misma trampa en la que cayó Cassin y que se tendieron ellos mismos, Carr se aferra literalmente a la misión autoproclamada de Google de “organizar la información del mundo y volverla universalmente accessible y útil“. Pero Carr va más lejos y se aprovecha de un slogan marketinero, aunque también debemos admitir la facilidad con la que Page cae en los delirios futuristas, quien insiste en que Google está tratando de crear inteligencia artificial en gran escala, para endosarle el sambenito de Taylor redivivo.

Lo que vuelve loco a Carr (en esto Page & Brin son tan tábanos como Raymond Kurzweil, el profeta de la próxima singularidad) son las comillas más ideologizadas del discurso de los fundadores de Google. Cuando estos personajes geniales flirtean más con Spielberg que con Asimov, y se proclaman a sí mismos los verdaderos sacerdotes de la inteligencia artificial como propiedad emergente de una máquina, Carr estalla en odio. Si algo les falta a Carr y a los amantes el canon literario es sentido del humor.


No renunciar nunca a la ambigüedad

Lo que irrita a Carr (y a los defensores del paraíso analógico por igual) es la supuesta eliminación que un proyecto de estas características –de tener éxito– provocaría en los dominios tan inexactos y por ello tan valorados de la contemplación, la anfibología, la indeterminación y el riesgo de implosión permanente del sentido.

Según Carr, los googlófilos somos unos antropofóbicos que insistimos en que el cerebro humano no es otra cosa que una computadora obsoleta que necesita un procesador más rápido y un disco duro más grande para estar a la altura de los tiempos.

Carr le rindió honras fúnebres a Sócrates e hizo lo propio con el humanista renacentista Hieronimo Squarciafico, quien anticipó gran parte de las heridas narcisistas que la imprenta infligiría a la autoridad religiosa, y a la corporación de los eruditos y escribas, difundiendo la sedición y el escarnio.

Carr es –-a pesar de haber escrito esto– un tipo inteligente, y sabe que será tildado ipso facto de ludita. Igual, para él internet no es el alfabeto, y la lectura profunda de la imprenta que estaríamos perdiendo a manos de la red nos estaría privando del diálogo reflexivo, profundo, pletórico de reverberaciones, asociaciones, inferencias y analogías que son la estopa de la cual están hechas nuestra propias ideas. ¿No afirma acaso la citada Maryanne Wolf que la lectura profunda es indistinguible del pensamiento profundo? Con lo cual abandonar ese estilo de lectura es ipso facto abandonar el propio pensamiento.


Las subjetividades letradas, las únicas que vale sostener

Al final de su nota Carr se extravía más que nunca. Le resulta impensable que así como nuestra identidad fue construida durante cinco siglos (pero no antes) por una interiorización creciente y decantada del mundo sobre el papel (como bien dice David Olson en su libro El mundo sobre el papel), cualquier versión del mundo en la pantalla necesariamente devaluará esa subjetividad, liquidará al yo reflexivo y crítico y en definitiva minará la democracia y destruirá a Occidente.

Con una contumacia que nos lo vuelve interesante como interlocutor a refutar, Carr sostiene –siguiendo a Richard Foreman– que a medida que perdemos nuestro repertorio interno de densa herencia cultural, nos convertimos en panqueques meméticos, disparados en nuestros estados emocionales y cognitivos por cualquier link berreta, por cualquier alusión mecánica o por cualquier trivialidad que no merecería un lugar salvo en un juego de mesa.

Carr incluso alienta más piedad por Hal 9000, convertida en una chatarra mecánica al ser privada de la conciencia que le daban sus módulos de memoria (en su caso y en el de Blade Runner, responsables a su vez de una intensa vida emocional), y contrasta el pobre destino de la máquina con la eficiencia catatónica y privada de emoción alguna de los astronautas que supuestamente debían ser servidos por ella y cuya amenaza de interferencia en la misión llevaría a Hal –capturado por un double bind instalado por sus programadores– a asesinarlos a todos, demostrando quizás en esto más humanidad para Carr que el rencoroso Bowan “matando” a la máquina.


Una supuesta crítica política enmascara una lectura ideológica de pacotilla

Pero Carr, al haber iniciado su lectura del terrible futuro que nos esperaría en la medida en que Google se convierta en nuestra forma tecnológica de vida interiorizada (la conciencia pasteurizada de un algoritmo deshumanizado), deja al descubierto que su planteo no es político sino ideológico, que su nivel de análisis está totalmente limitado por su defensa paranoide de un narcisismo acechado, y en definitiva que en sus planteos filosóficos anida tanto un resentimiento de clase como, sobre todo, el riesgo profesional y corporativo que veremos crecer y crecer, a medida que Google, la red, el software social y muchas otras tecnologías nos brinden más posibilidades emancipatorias, instantáneamente canceladas por los profetas de lo viejo.

Ayer fue Cassin, hoy es Carr. Ayer fue Andrew Keen en The cult of the amateur, hoy es Mark Bauerlein en The dumbest generation. Acostumbrémonos en el futuro inmediato a ver muchas más reacciones como estas, así como violentas confrontaciones intentando enarbolar los estandartes del viejo orden cognitivo e intelectual.


Ideas claras y distintas

Lo cierto es que el mash-up, los cross-media, la vj culture (ver VJ: Audio-Visual Art and VJ Culture: Includes DVD de D-Fuse), la cultura del reciclado, las ideologías del rip, mix & burn, pero sobre todo la cultura de la copia, la remediación, la estética relacional, la post-producción y el remixado están abriendo un mundo nuevo que está siendo entusiastamente abrazado por las nuevas generaciones.

No es menos cierto, como bien nos recuerda el maravilloso informe de Roma Shore The power of pow wham! Children, Digital media & our nation’s future. Three challenges for the coming decade (The Joan Ganz Cooney Center at Sesame Workshop, 2008), que debemos prestar tanta atención al viejo dipolo brecha analógica/brecha digital como al nuevo: vieja brecha digital/nueva brecha digital.

Autor: Alejandro Piscitelli

martes, 1 de julio de 2008

Mesa de exámen – Aprobación definitiva de Educación, Ciencia y Tecnología

El cierre de cursada será el miércoles 6 de Agosto y la evaluación se realizará sobre todo el trabajo desarrollado en el blog hasta esa fecha además de los informes y trabajos prácticos entregados oportunamente. La publicación de las calificaciones será el miércoles 13 de Agosto en los blogs correspondientes. Quienes no hayan cumplido los requisitos propuestos podrán acceder a un recuperatorio el día de la mesa de exámen de Educación, Ciencia y Tecnología, miércoles 20 de Agosto en el horario de 14:00 a 16:00 hs., y deberán aprobar un exámen oral sobre todos los temas desarrollados en el espacio y la bibliografía obligatoria del programa. Quienes hayan realizado todas las consignas propuestas por la cátedra simplemente asistirán a la firma de sus libretas y tendrán aprobada toda la cursada del presente espacio.

Carlos

miércoles, 28 de mayo de 2008

La importancia del Copyleft en el aula

Un curso modelo

La profesora X tiene muy en claro cuáles son las cualidades de un buen docente y cuáles las de un buen alumno. De hecho, su curso rebosa salud y bienestar. Sus alumnos la respetan porque combina en una perfecta armonía la flexibilidad de una madre y la autoridad de un padre. Ella, sin hacer diferencias, sin gestos grandilocuentes, alienta las conductas positivas y corrige suavemente las negativas. El conocimiento es un bien: esta es una lección que sus alumnos no dejan de aprender. Los chicos o jóvenes trabajan solos o en grupos. Aprenden a cooperar y a valorar lo que cada uno sabe. A la hora de la producción o de la evaluación, la profesora X tiene la meticulosidad de que cada alumno dé todo de sí mismo; por eso controla palmo a palmo el desarrollo de exámenes o trabajos individuales. Se trata de que el individuo-alumno capitalice, en dos o tres hojas de precisas consignas, el recorrido realizado. Se trata de dar cuenta de lo que se sabe y del nivel en que se sabe. La profesora X tiene muy en claro cuáles son las cualidades de un buen docente y cuáles las de un buen alumno. Copiar implica no acreditar el propio conocimiento. Por lo tanto, no se permite la copia. Se sabe, el alumno que tiene problemas es el que copia: de machetes o de sus compañeros. Es el eterno plagiador de conocimientos ajenos.

La copia creativa

Esta clase modelo posee una lógica diferente a otros espacios, por no decir totalmente contraria. En dominios no estrictamente pedagógicos, la copia funciona de otra manera, posee un estatuto no tan dudoso como en el aula. De hecho, la copia es el comienzo de todo artista: la mimesis. El artista copia y plagia incansablemente, hasta que en un largo recorrido por fin encuentra su voz. La copia es el mecanismo de surgimiento del arte supuestamente más individual y puro. Se sabe, el mito de la musa es sólo eso: mito. El artista trabaja sobre el trabajo de los otros, se apoya en ellos. Imitación, copia, plagio: estímulos necesarios para la creación propia, individual. En teatro, el trabajo colectivo es una cuestión de producción. La copia es principio constructivo, el trabajo interpersonal supone la mimesis, la imitación. El resultado es un producto, algo nuevo allí donde sólo estaba lo viejo o donde en definitiva no había nada. La copia es, de hecho, la base donde se alza la diferencia.

El alumno-autor

¿Cuál es el origen de la pedagógica mala fama del copiar?

A veces, basta la prohibición para que el acto sea reprochable. Es decir: el acto no se prohíbe porque es malo, sino que es la prohibición la que lo convierte en malo. Así, la prohibición de la copia en el aula la convierte en un despojo: anula su potencial creativo, constructivo. La copia no es negativa en sí: lo que resulta negativo es que traiga como consecuencia la inmovilidad del saber, la detención del hacer y del conocer. El copyleft significa, en términos generales, liberar a la copia de su prohibición y de su tabú para que ella misma se convierta en otra cosa.

¿Cómo surge el copyleft?

Es una reacción opositiva, es la contracara del copyright. El copyright prohíbe la reproducción total o parcial de un texto para proteger los derechos de su autor. El copyleft, por el contrario, permite y reglamenta la libre reproducción del texto con la autorización expresa de su autor.

En el aula, la mala fama del copiar obedece a la lógica del copyright: protege los derechos del alumno-autor. Copiar en una prueba no es ilegal, pero podríamos decir que carece de legitimidad: se sanciona no penalmente, sino moralmente.

Pensado en términos pedagógicos, el copyleft significa no sólo la legitimidad de la copia, sino la posibilidad de que la copia se convierta en otra cosa. Si es posible un trabajo cooperativo en el aula, este cooperativismo debería poder extenderse a toda práctica pedagógica. El trabajo en grupo supone la copia, pero también la superación de la copia: el sello personal, el punto de vista individual. Si la discusión, la opinión y la concertación son formas del trabajo en clase, en donde el docente dialoga y escucha a sus alumnos, ¿por qué la discusión y el diálogo no pueden producir un trabajo escrito o una evaluación legítima? ¿Por qué no dejar que la copia sea el punto de partida voluntario de quien así lo quiera, pero para poder avanzar hacia la producción personal, como el grano de arena que cada uno coloca de sí en todo hacer comunitario?

El texto comunitario

Todo texto que circula en un aula es un material con relevancia pedagógica. La actual práctica educativa fomenta la creación y la manifestación individual de los alumnos. ¿Por qué no fomentar, igualmente, la circulación, el intercambio, el trabajo conjunto?

Ideas anquilosadas hacen que se relacione la escritura, el material de trabajo intelectual por antonomasia, con el individuo, con el sujeto uno e indivisible. Pero la producción del texto escrito también puede ser compartida, comunitaria. El alumno puede aprovechar las producciones de sus compañeros para, a partir de ellas, modificar, agregar, corregir o revisar. Debería poder pensarse un trabajo conjunto en torno a un mismo objeto, de manera que las fuerzas se concentren en una dirección y no se dispersen en una suerte de competencia individual.

Impedir la copia es también cortar la posibilidad de que el producto sea mejorado por otros, diferentes de su autor original. No es sólo el sujeto el que se beneficia permitiendo la copia: es también el objeto el que encuentra su beneficio.

Si mi trabajo es sometido a la amable pero crítica mirada de los otros y a su intervención activa, esto puede traer como consecuencia una mejora en calidad o una ampliación en cantidad y dimensiones del producto. Que los textos circulen libremente por el aula, sin prohibición de copia, libera al alumno de imposiciones innecesarias, que coartan la libertad lectora y productora. Leer y escribir deben ser actos de libertad suprema, y la circulación es la que garantiza esta libertad. Copiar, por otra parte, es aprovechar la creación del otro, su esfuerzo y su contribución. Permitir copiar es devolver la moneda, dar el grano de arena cuando se lo tiene. Copiar y dejar copiar estimulan directamente la producción, la corrección, la ampliación, el perfeccionamiento. La copia nunca podrá ser solamente copia. Y si lo es, sólo perjudicará al que copia, no a su comunidad.

Nuestras respuestas

La profesora X, después de nuestro recorrido, quiere que respondamos el siguiente cuestionario: ¿Qué es la copia? ¿Por qué es beneficioso permitirla? ¿Existe la copia pura o perfecta? ¿Por qué tiene la copia tan mala fama pedagógica?

La copia es una garantía del uso común y libre de la información que circula. La copia no desconoce al autor sino que, por el contrario, es casi un homenaje a su calidad de tal. La copia es la liberación del conocimiento para que este, en vez de ser un monumento intocable como una reliquia, sea una entidad vital y orgánica que crece, se reproduce y produce cosas nuevas. La copia es el aprovechamiento de lo ajeno para contribuir con lo propio. Permitir la copia no es otra cosa que volver a encontrar otra faceta de nuestra múltiple libertad: la de utilizar el conocimiento de que se dispone, la de aprovechar el material ya confeccionado, la de acceder al texto que circula. Permitir la copia es, también, permitir que lo propio sea mejorado. La copia perfecta o pura no existe: el mero acto de copiar crea la diferencia.

De nuevo el acto es un ejemplo muy ilustrativo: siendo el mejor falsificador de cuadros del mundo, mi Mona Lisa nunca será igual que la original; los especialistas encontrarán la diferencia. Cada copia, incluso sin la intención de quien la realiza, engendra la diferencia: de contexto, de tono, de matiz, de uso, de interpretación. Incluso si copio y me equivoco, invento; el error puede ser creativo, y copiar mal puede ser estar innovando.

Si la copia tiene mala fama en el aula es porque todavía hay rastros de una concepción reproductivista de la educación.

Se supone que en un examen o trabajo existe una manera correcta de proceder, y copiar esa manera (copiarle al que sabe la manera o la respuesta) es acceder sin mérito a la acreditación de un conocimiento que no se tiene.

Si está mal copiar es porque todos tienen que acceder, por separado, a un mismo producto (como en un examen de matemáticas). Pero la renovación pedagógica ha demostrado el carácter creativo y productivo del conocimiento, su lógica no reproductiva sino constructiva.

Prohibir la copia es un anacronismo de la enseñanza tradicional

La nueva forma de concebir la educación debe darle un nuevo lugar a la copia, no como parte de lo proscripto, sino como herramienta de trabajo, como posibilidad de creación y reconstrucción del conocimiento.

Rafael Arce, Nicolás César

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domingo, 18 de mayo de 2008

Tramo final...

Estamos llegando al final del Tramo de Formación Pedagógica, al menos, en el espacio de Educación, Ciencia y Tecnología. Quería, antes de publicarles el texto trabajado durante la última reunión y comenzar el trabajo, dejar en claro las consignas finales. Primero, los integrantes de este blog son:

María Elena Arabel
Gabriela Correa
Mirta De Luca
María Isabel Díaz
Alejandra Di Pascuo
Susana Fritzler
Graciela Mónica Lamberti
Sandra Medvedocky
Luis Alberto Romero
Verónica Szymuda
Segundo, la calificación definitiva para la acreditación de este espacio responderá a la evaluación que yo haga del trabajo desarrollado por ustedes dentro de este blog. Entre los criterios de evaluación consideraré la participación en el blog, el intercambio de reflexiones con los restantes participantes, el pensamiento crítico desarrollado en los comentarios realizados y la utilización del marco teórico propuesto por la bibliografía obligatoria para el análisis de las problemáticas planteadas y para la elaboración de los respectivos comentarios solicitados. Tercero, el objetivo del presente espacio, más allá de la articulación entre Educación, Ciencia y Tecnología, es la producción colectiva y el trabajo en red de ustedes, tal como lo definen Hardt y Negri. Básicamente, les propongo explorar esta nueva forma de producción, no sólo desde lo teórico sino también desde lo prático. De este modo, optimizaremos nuestro trabajo y generaremos nuevos entornos de aprendizaje para nuestros alumnos. Cuarto, el ritmo de participación en el blog será de una vez por semana, aunque será también flexible, ya que la idea del trabajo en red por medios virtuales implica la utilización de nuestros tiempos de una manera muy distinta a los ritmos de producción que imponen los horarios formales.
Un abrazo.

Carlos

miércoles, 2 de abril de 2008

Confiar o no confiar, esa es la cuestión web

Uno de los mayores problemas de esta era marcada (a fuego) por internet y los buscadores, metabuscadores, wikis, etc., es justamente el de delimitar y organizar esa cantidad inconmensurable de información. Otro, averiguar qué porcentaje de esa infinitud es confiable. Google propone una variante y presenta “knol”.

Organizar significa, entre otras cosas, saber en quién confiar cuando recopilamos información sobre un tema. Generalmente, el proceso de investigación y búsqueda implica enfrentarnos con una pantalla (si hablamos de internet) con un millón o más de links posibles para leer. Un tercio no se lee, otro tercio se sobrevuela…

Para poder “pasarla mejor” ante ese panorama interminable de posibilidades que desalienta a más de uno, tenemos que poder elegir, priorizar; en síntesis, evaluar esos contenidos. Y ese corpus acotado, pulido, limpio y seguro es, habitualmente, bastante difícil de lograr, ya que poder localizar los recursos y clasificarlos según diferentes tipos de criterios, por ejemplo: tipo de soporte (video, papel, que pueden ser más o menos útiles según las necesidades de la investigación), reconocer palabras claves para una búsqueda más exhaustiva o reconocer fuentes (diccionario, catálogo, enciclopedia) no es una tarea fácil.

Se plantea, entonces, la cuestión más crítica del vasto universo internáutico, ya que, aun logrando una clasificación ordenada y perfecta de la información, necesitamos saber cuán confiable es.

Uno de los grandes debates que se impusieron en estos últimos años, reflejados especialmente en lo que concierne a la Wikipedia, tiene que ver con la veracidad de la información que allí se encuentra. Todos escribimos en Wikipedia, todos corregimos Wikipedia, todos opinamos en Wikipedia. La verdad es que, para ciertos casos, la falta de seriedad y autoridad en el tema resulta un peligro.

Sin embargo, y haciendo referencia a los riesgos, cito: “Frente a estas denuncias y a las opiniones que pronosticaron la pérdida de credibilidad de la Wikipedia, Jimmy Wales anunció un cambio en el sistema de publicación, orientado a facilitar el proceso de control y aprobación de los contenidos por parte de los editores. La nueva medida implementada requiere que los usuarios se registren antes de incluir un nuevo artículo en la Wikipedia, aunque esto no es obligatorio para aquellos que sólo quieran modificar los artículos ya existentes o participar de otros canales”.

La red contiene una cantidad inconmensurable de información: caótica, escondida mezclada, confusa, esquizofrénica y, tal vez lo más peligroso, contradictoria. La motivación del proyecto es poder compartir la información pero de una manera útil. Material no falta, intención colaborativa sobra. Es necesario facilitar la conjunción de todos los elementos.

Google propone una solución sumando “autoridad comprobada” a la información y herramientas para facilitar la tarea. Para ello, comenzó a invitar a escribir a gente reconocida como experto en determinados temas. La necesidad de dar rigor a los artículos hace que se subraye muy particularmente la participación de estos especialistas. Google no actuaría como editor, sino que sería el encargado de proveer de herramientas e infraestructura a estas páginas.

Esas páginas fueron denominadas “knol”, palabra derivada de “knowledge” (conocimiento). La palabra knol define una unidad de conocimiento. Google quiere conseguir respetables autores que escriban sobre su especialidad, de manera tal que el factor que habíamos apuntado al comienzo del artículo (calificación seria de la fuente) se vería resuelto y, como consecuencia, lograría que el otro punto, la organización, también resultara de mejor calidad.

Organizar a través de este parámetro daría una prioridad automática en la lectura de un tema: leemos primero lo que ha escrito el “especialista” –el knol– sobre cierto tema. Sus páginas figurarían evidentemente primeras en las listas de búsqueda, lo cual resultaría particularmente interesante y confiable si son las páginas de los especialistas.

Recapitulando, un knol sería la primera información que estaría interesado en leer alguien que, por primera vez, busca sobre un tema específico.

El knol, a su vez, presentará y facilitará ciertas herramientas que los lectores podrán utilizar para comenzar a trabajar sobre sus contenidos. Aquí, la parte colaborativa. Se podrán hacer sugerencias, agregar contenidos pero siempre en relación y en contacto con el autor original y “especialista” en el tema.

Sin embargo, el proyecto está en fase de prueba. Para cuando esté en línea y pase a ser definitivo, Google informó que la excelencia ya no podrá ser controlada sino que sólo se ocuparán de “ranquear” la prioridad de los artículos para la búsqueda en Google. La responsabilidad final de la información no será avalada por ellos; es el autor quien se responsabiliza de sus propios contenidos.

Ahora ya no suena tan prometedor. En realidad suena más a “el primero te lo regalo, el segundo te lo vendo”, y el ranquear llevaría –antes que nada– a poner, una vez más, a Google en primer lugar.

Si el proyecto fuera como soñamos, debemos aceptar que sería un plan redondo: mucha información, material de calidad, autores especializados, indexado con criterios de prioridad y posible de comentar y compartir ¿Qué más se podría pedir?. Aun así, confiamos en Google y guardamos la esperanza de que marque la diferencia.

Autor: Betina Lippenholtz | 26-12-2007 |

viernes, 21 de marzo de 2008

PRESENTACIÓN

Alejandra Dipasquo
Profesora en Educación Preescolar
Bibliotecaria

PRESENTACIÓN

María Isabel Hernández Díaz
Licenciatura en Ciencias Biológicas
Docente de Biología

lunes, 17 de marzo de 2008

PRESENTACION

Graciela Mónica Lamberti
Psicopedagoga
Ramos Mejia

sábado, 15 de marzo de 2008

PRESENTACIÓN

Fritzler Carmen Susana
Licenciada en Administración de Empresa
Docente en Nivel Medio